viernes, 4 de marzo de 2011

“Porque no nos ha dado espíritu de cobardía; sino de poder, de amor y de dominio propio (de disciplina).”- 2 Timoteo 1:7; “Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” - Romanos 8:15
Estamos hablando de la forma en la que el enemigo nos roba. Jesús dijo que éste tiempo se caracterizaría por el temor. La expectación de tanto desastre, de tanta guerra, de tanta maldad, de tanto desastre natural hará que desfallezca nuestro corazón- Mateo 24:1-28; Marcos 13:1-23. Pero como dijo el apóstol Pablo en 2 Timoteo y en Romanos, aquellos que tienen a Jesús como su Salvador, su Señor y Su Rey no pueden permitir que ese temor les paralice; porque tienen dentro el Espíritu de Dios, el cual les hace poderosos, valientes, arrojados, felices y más que victoriosos.
Escuché al apóstol Edwin Santiago relatar la siguiente historia (la comparto con ustedes según mi mejor recuerdo):
“Un pastor amigo, confrontaba un tiempo huracanado en la congregación que pastoreaba. Parte de la junta y de los ancianos de la congregación se habían levantado en contra de su liderazgo y su visión. Había ayunado, orado, escudriñado las Escrituras, pedido el acompañamiento de sus amigos pastores; pero no había recibido ninguna palabra de Dios relacionada a la situación. Parecía que el cielo era de plomo…
Afligido y cansado, el pastor decidió escribir su carta de renuncia. Un poco más aliviado, dejó la carta sobre su escritorio y se fue a dormir. Por primera vez en todo un mes el sueño llegaba a sus ojos… A las 3:00 de la madrugada, el pastor oyó la voz del Señor que lo llamaba:
- “¡Levántate, hijo y ve a la montaña; allí te mostraré algo!” – le dijo la voz del Señor
El pastor obedeció… Cuando el pastor había llegado a la mitad de la montaña y ya podía ver la cima de la montana, se le apareció en el camino una enorme avispa; la cual lo amenazaba. Al ver la avispa, el pastor dio un paso hacia atrás y la avispa avanzó. Asustado, dio un paso a la derecha, y la esposa se movió a la derecha con más agresividad… Y el pastor dio otro paso hacia atrás y la avispa avanzo hacia el frente. Entonces, trato de pasar por la izquierda, y la avispa se movió furiosa hacia la izquierda. La avispa trataba de picarle con insistencia.
En ese momento el pastor oyó la voz de Dios que le dijo:
- “¡Sube a la cima¡ ¡Te dije que es a la cima que debes llegar!”
Frustrado, el pastor le contestó al Señor:
- “Pero Señor, ¿no ves que la avispa me impide el paso? Si me pica me dolerá…”
El Señor le contestó:
- “¿Puedes darte cuenta hijo que eso es lo mismo que has hecho con la congregación que yo te di a pastorear? ¿Puedes darte cuenta de que le has tenido miedo a un pequeño insecto sobre el cual yo te he dado autoridad y has retrocedido? Hijo, Yo te he pedido que llegues a la cima de la montaña; y eso es lo que debes hacer aunque esa avispa se te oponga. Llega a la cima por encima y a pesar de la avispa”
El pastor decidió obedecer, subir a la cima aunque aquella avispa lo picara. Envalentonado, el pastor dio un paso hacia el frente, y la avispa retrocedió un paso… Volvió a dar otro paso hacia el frente, y la avispa volvió a retroceder. Cobrando más ánimo, el pastor siguió subiendo y la avispa retrocediendo… Hasta que desapareció.
Con un pequeño esfuerzo el pastor llego a la cima; y allí volvió a oír la voz de Dios que le dijo:
- “Ahora, ve a la congregación y has lo mismo, sube a las alturas que he creado para ti, sin temor al hombre”
Así lo hizo… Hoy día su congregación es una de las más grandes y prosperas entre las congregaciones hispanas de los Estados Unidos Continental.”
¿Sabes algo? Dios no acepta excusa… Él nos llamó con llamamiento santo y nos dio todo lo que necesitamos para lograrlo. Si le creemos lo lograremos. Nos prometió que con Él desbarataríamos ejércitos, y así será. Nos dijo que Él se hacía fuerte en nuestra debilidad. También nos prometió, que si con la fe del tamaño de un grano de mostaza, le ordenábamos a cualquier montaña que se nos opusiera, que se desarraigara y se echara al mar; lo tendría que hacer. Él dijo que podíamos hacer cosas mayores que las que Él hizo, porque a Él se le dio todo poder y autoridad, porque el enemigo de las almas y su ejército están derrotados y vencidos; porque Él está con nosotros todos los días hasta el fin.
Entonces, no es asunto de cuál diablo, diablote o diablito se nos levanta en el camino. Es asunto de a quién le creemos y qué reino nos cubre y sostiene. Si Jesucristo es nuestro Salvador, pero también es nuestro Rey, nuestro Juez, nuestro Libertador, nuestro Proveedor, nuestra Justicia; entonces, sin temor, pasémosle por encima a todas las avispas que se levanten por a picarnos; levantémonos sin temor y subamos a la cima, al lugar que el Señor a determinado que lleguemos en Su Nombre.
Por: Griselle M. Trujillo gtrujillo913@gmail.com

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